La calidad en salud es como una “hoja en blanco”: siempre será interpretada desde la mirada del paciente, su familia o los usuarios de un servicio.
William Edwards Deming formó a cientos de ingenieros, directivos y estudiantes en Japón en torno al control estadístico de los procesos y los conceptos de calidad.
Hoy, el verdadero desafío en el sector salud es construir una cultura de calidad que involucre a todos: profesionales, técnicos y administrativos. No se trata solo de protocolos, sino de un cambio profundo que comienza en cada persona dentro de la organización.
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Para lograr desarrollar esta cultura, es necesario modelar pensamientos, conductas, valores, creencias, experiencias y normas, siempre en función de las necesidades y expectativas de los pacientes.
El proceso de modelamiento debe estar enfocado en:
Quienes impulsan el cambio marcan la diferencia. Son aquellos que, por compromiso ético y vocación, logran:
No existe una definición única y universal. Sin embargo, las organizaciones pueden expresar la calidad a través de su misión y valores, reflejándola en atributos como seguridad, accesibilidad, equidad, competencia técnico-profesional y trato digno.
Existen diversos programas de calidad en salud a nivel internacional, muchos de ellos vigentes y aplicados hoy.
En el caso de Chile, algunos de los atributos clave que impactan directamente en la experiencia del paciente son:
La llamada “hotelería” en salud influye en la satisfacción y adhesión del paciente al sistema. Incluye aspectos como:
La calidad, entonces, se entiende como una filosofía de mejora continua que impacta en cada detalle del cuidado.
Este modelo busca proteger al usuario frente a riesgos innecesarios y maximizar los beneficios de la atención. Para ello, establece estándares explícitos que se evalúan periódicamente, muchas veces por instancias externas.
En Chile, un buen ejemplo es la Política de Calidad del Ministerio de Salud, basada en procesos de acreditación para servicios de salud. El aseguramiento de la calidad requiere:
En el centro está el paciente, y garantizar su seguridad es el propósito principal de todo modelo de calidad.
La Política de Garantía de Calidad debe permear desde la macrogestión hasta el nivel asistencial. En la práctica, son los funcionarios que tienen contacto directo con los pacientes quienes elevan o deterioran los indicadores de calidad. El cambio organizacional, entendido como un proceso constante y progresivo, es clave para alcanzar la excelencia en salud.
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