Capacítate, evalúa tus proyectos y combate el azar

Cada vez que realizamos una evaluación de proyectos intentamos de alguna manera controlar el azar. Para conseguir esto debemos realizar un correcto análisis costo-beneficio, el que contempla varias etapas. El resultado nos entregará directrices para seguir adelante con nuestra idea, postergarla o sencillamente desecharla.

Muchas veces nos preguntamos ¿por qué evaluar proyectos? ¿es realmente necesario hacerlo? Sin duda la respuesta es sí, y es que a nadie le gustaría descubrir sobre la marcha que ha tomado una decisión de inversión equivocada. El costo de esto puede ser tan alto que sencillamente eche por tierra todas las expectativas que se plantearon en un comienzo.

Una valoración mal hecha, o incluso la ausencia de ella, puede marcar la diferencia entre el éxito o el fracaso de nuestros planes. Es aquí donde la Evaluación de Proyectos constituye una herramienta imprescindible para una correcta toma de decisiones.

Obviamente, como gestores, esperamos que nuestro proyecto signifique beneficios para nosotros. Sin embargo, para que estos lleguen es necesario que sacrifiquemos una serie de recursos financieros y humanos, es decir, debemos incurrir en costos.

El análisis de los costos y beneficios del proyecto constituye la piedra angular o regla de oro de la evaluación. Solo aquellos proyectos que entreguen más beneficios esperados que costos esperados, en valor presente, deben ser realizados. Los otros, no. 

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Revisemos a continuación las claves de un proyecto exitoso:

Los recursos y sus usos alternativos

Una premisa fundamental de la Evaluación de Proyectos indica que los recursos son escasos y que poseen usos alternativos. Esto quiere decir que cuando invertimos nuestro dinero en una alternativa, por definición, estamos renunciando a invertirlo en otra.

El término que representa este hecho se conoce como Costo de Oportunidad. El costo de una determinación errada puede ir desde ganancias menores de las que hubiéramos podido obtener en otro proyecto, hasta perder nuestra inversión.

Manejo de un entorno incierto

Al evaluar proyectos intentamos controlar el azar, pero ojo, esto no es sinónimo de eliminarlo. En toda decisión siempre habrá elementos que escapan a nuestro control. Siempre habrá imponderables que simplemente suceden.

 Por lo tanto, la Evaluación de Proyectos es una herramienta que apoya la toma de decisiones y no una norma. Por lo mismo, la existencia de incertidumbre en algunas variables hace que el resultado de la evaluación de un proyecto no sea 100% certera. 

¿Cómo predecir el futuro?

Por trivial que parezca, es importante subrayar que mientras no se materialice un proyecto es solo eso: un proyecto, una empresa o negocio que todavía no ha entrado en funcionamiento. En consecuencia, evaluar requiere anticipar, de alguna manera, lo que ocurrirá en el futuro. Esto implica estimar o proyectar los costos y beneficios que hipotéticamente ocurrirán

Para nuestra tranquilidad, la Evaluación de Proyectos nos entrega una serie de herramientas analíticas, no necesariamente complicadas, las cuales sirven para responder a las preguntas anteriormente señaladas.

El proceso de evaluación

Una de las principales complicaciones es que toda evaluación trabaja necesariamente con información incompleta sobre el futuro, la que además resulta costosa de obtener. Dado lo anterior, es clave que contemos con un marco de razonamiento que nos ayude a detectar y privilegiar aquellas variables que resultan más relevantes.

La recomendación de abandono o postergación del proyecto, de implementación o de una profundización del estudio, surge de las etapas secuenciales de análisis:

  • Estudio del perfil del proyecto.

  • Estudio de Prefactibilidad.

  • Estudio de Factibilidad.

Evidentemente, el escenario que hemos definido como razonable puede diferir del efectivo (piensa en el precio del cobre “razonable” diez años atrás). Por ello es importante considerar más de un escenario de referencia.

Es aconsejable estimar la rentabilidad en un escenario mejor del supuesto (escenario optimista) y en uno peor del supuesto (escenario pesimista), alternativamente se puede evaluar un escenario moderado. De más está decir que un proyecto que resulta atractivo, incluso en un escenario pesimista, da mayores luces sobre la conveniencia de que este sea llevado a cabo.

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