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A continuación podrás conocer el caso de Steve Jobs y la empresa que llevó la tecnología a otro nivel, convirtiéndose en una verdadera necesidad para sus consumidores.
El martes 12 de septiembre de 2017 fue un día importante para los fanáticos de Apple. Esa mañana se pusieron a la venta los iPhone 8, 8 plus y X.
De todos, el iPhone X fue el que despertó mayor furor entre los fanáticos, y es que pese a que su valor bordea los 1.000 dólares, en distintas Apple Store de ciudades como Londres, San Francisco y Nueva York fueron miles de personas las que hicieron largas filas para obtener el teléfono celular. Lo mismo ocurrió en Asia. De hecho, en Tokio fueron más de 2.000 las personas que esperaron pacientemente para adquirir el equipo.
Furor también en Chile
Poco menos de dos meses después de que se lanzara al mundo, los iPhone 8 y iPhone 8 plus llegaron a Chile. Era el viernes 10 de noviembre de 2017 y cientos de personas comenzaron a adquirir el dispositivo. Tal como había sucedido en otros países, un gran número de personas había aguardado desde el día anterior para conseguirlo.
El retail chileno había comenzado días antes con las promociones de preventas, con valores de hasts $799.990 para el iPhone 8 y $899.990 (256 GB) para el iPhone 8 plus. En tanto, el iPhone X llegó a más de un millón de pesos en sus inicios.
El intenso camino al éxito
Era el año 2002 y Steve Jobs disfrutaba del éxito rotundo del iPod en el mercado de la tecnología portátil, pero guardaba una sospecha. En su mente, un dispositivo que aún no había sido creado revolucionaría el mercado de una forma nunca antes vista, integrando internet, teléfono, juegos, aplicaciones, música y más. Pero aún no era el momento.
Esta no fue la primera vez que Jobs marcó un hito en la historia del desarrollo tecnológico. Ya lo había hecho desde un garaje, junto a Steve Wozniak, cuando fundó su empresa en 1976, para crear el primer microcomputador a gran escala del mundo. Nueve años después y luego de varios éxitos y fracasos, Jobs estaba fuera de Apple y la compañía pasaba por serios problemas.
Haciendo patente su calidad de visionario, Jobs decidió fundar una nueva empresa para la creación de la computadora personal más moderna del mercado. Así nació NeXT Computer, que terminaría siendo comprada por Apple en 1996 para mejorar el sistema operativo de las computadoras Macintosh, y marcaría el regreso de Jobs a su propia empresa.
De esta forma, Apple comenzó a pavimentar el camino que la convertiría en la empresa más admirada entre 2008 y 2012 (según datos de Fortune), y en la más grande del mundo hasta mayo de 2017. Este último dato rescatado por Forbes es de suma importancia, pues el gigante de la manzana mordida se convirtió en la marca más valiosa del mundo por séptimo año seguido. De hecho, su valor es casi el doble del que tiene Google, que ocupa el segundo lugar.
Parte de este exitoso proceso tuvo que ver con la idea de Jobs de crear necesidad en los consumidores. Apple no solo creaba computadoras personales de alta capacidad, sino que las transformaba en objetos hermosos, funcionales y con valor estético. Apple logró convertir sus productos en un fetiche, convirtiendo incluso en irrelevantes los altos precios de sus invenciones en relación a sus competidores.
¿Cómo lograron esto? Jobs se obsesionó con la creación de aparatos que no existían hasta el momento; y detrás de esa premisa hay una idea clave en el éxito de su empresa: los consumidores quieren diferenciarse.
Al poner al cliente en el centro del negocio, Apple logró sacar de esta necesidad el combustible para su innovación.
Si quieres profundizar más aún en tu estrategia de comunicaciones y diferenciación de producto, conoce las claves para conquistar los nuevos horizontes del marketing en el siguiente artículo.
La reinvención del teléfono
El proceso que llevó a la creación del iPod fue fundamental en el nacimiento del iPhone, nombrado invento del año por la revista Time en 2009. Jobs había causado un terremoto en el mercado de la tecnología con su reproductor portátil de MP3 y con la plataforma que permitía gestionar canciones y otros archivos, y lo hizo mirando las necesidades de sus clientes y las características de la oferta que ofrecía el mercado en ese momento.
Durante la década de los noventa las PDA (Personal Digital Assistant) habían logrado cierta fama y Apple no se quedó atrás, desarrollando la Apple Newton, que terminó siendo un fracaso. Aun así, presentaba interesantes avances, como la posibilidad de tener un dispositivo móvil con las características de un computador personal y contar con una pantalla táctil. Según Jobs, la tecnología disponible en la época no permitía crear un producto de calidad y guió a su equipo para enfocarse en el desarrollo del iPod y iTunes, abandonando la Newton.
Lo aprendido hizo que Jobs pensara que, en un futuro no muy lejano, existiría un dispositivo capaz de hacer desaparecer al iPod, pues podrían contener este software y, además, ofrecer muchas otras aplicaciones, como la telefonía.
En 2005, Apple firma un acuerdo con Motorola y lanzan el Motorola ROKR E1, primer teléfono móvil que contenía iTunes. Las ventas fueron un fracaso, pues el acuerdo con Motorola coartaba las pretensiones de diseño y usabilidad que habían caracterizado a Apple. Esto llevó a que en 2007 se presentara sociedad el primer iPhone.
Jobs había pensado en la pantalla táctil desde 2004, cuando puso a tres equipos a trabajar para lograr traspasar a un dispositivo móvil la estética y simpleza de las Mac. Con el fracaso de las PDA en mente, Jobs creía que el lápiz óptico no podía ser el futuro de la pantalla táctil. "Son feos, ocupan espacio y se pierden. Nosotros vamos a usar el mejor lápiz que pueda existir: nuestros dedos".
Inspirados en la funcionalidad del iPod y su capacidad de manejarse con un solo dedo y pocos pasos, uno de los equipos presentó un teléfono móvil con una rueda, igual que la del dispositivo de música, pero no convenció al jefe. Otro equipo, liderado por el francés Jean Marie Hullot, presentó una pantalla completamente táctil y Jobs se iluminó. Luego de esto hizo varias exigencias para el modelo final: que no tuviera teclado, que la pantalla ocupara toda la superficie del teléfono, que no se pudiera abrir y que tuviera un solo botón. Exactamente lo contrario de lo que existía.
Con esto Jobs se diferenciaba inmediatamente de lo que ofrecía el mercado a través de los gigantes de la época, Motorola, Nokia o Blackberry, los que contaban con "teléfonos inteligentes" capaces de navegar por internet, con teclados y usabilidad compleja. Además, con el enfoque hacia el desarrollo del iPod y iTunes, el iPhone contaba con una plataforma de excelencia, simple y popular para la descarga de aplicaciones diseñadas exclusivamente para su sistema operativo.
Jobs había logrado juntar en un mismo dispositivo todo lo que diferenció a su compañía desde 1976 ese 29 de junio de 2007. El iPhone era elegante, moderno, simple y práctico. El mundo estaba expectante y el éxito no se hizo esperar.
El primer modelo llegó al mercado rondando los 600 dólares, un precio considerablemente alto para un teléfono móvil, pero para finales de 2010 Apple había vendido más de 10 millones de dispositivos. Durante el 2011, en los tres primeros días del lanzamiento del modelo iPhone 4s, Apple había despachado cuatro millones de unidades. Entre octubre y diciembre de 2014 la compañía vendió más de 74 millones de iPhones alrededor del mundo, facturando 18 mil millones de dólares en tres meses, imponiendo un record histórico para cualquier compañía en la historia.
Un proceso de innovación centrado en el cliente y no en la competencia, además de la astucia para estar atento a las dificultades que manifestaba el mercado, más una propuesta de valor en lo estético, hicieron que los productos de Apple se transformaran en éxitos incuestionables, incluso a horas de su presentación en sociedad.
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Este texto pertenece a un extracto de la clase “Innovación en el ADN de la manzana” de la Unidad nº1 del curso Marketing Estratégico impartido por eClass, con la certificación de la Universidad Adolfo Ibáñez.
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